Perdí a mi única hija en el año 2005. Es un dolor tan inmenso que no quiero que les pase a otras madres.
Modestamente, intento con lo que escribo, llegar a los jóvenes para que sean responsables en todos sus actos y especialmente, a la hora de conducir.
Intento llegar a las madres, la mano que mece la cuna, para que eduquen a sus hijos en el amor a la vida y en el respeto a los demás.
La violencia está presente en todas las manifestaciones de nuestra sociedad y los hechos violentos en la carretera (conducir bajo los efectos de alcohol u otras drogas, no ceder el paso, no respetar los límites de velocidad, realizar maniobras que ponen en peligro a otros conductores) conllevan a la pérdida de vidas, especialmente la del contrario.
Esto es algo sobre lo que hay que educar desde niños. Ahí entráis las madres. Y los padres. Los profesores. Todos.
Flor Zapata Ruiz, madre de Helena, que murió por el alcohol que otro tomó.